lunes, julio 10, 2006

14 Mejor nueve y nosotros...

La tarde cayó en abrazos
La melodía despedía
acción suicida
Y al final vida…

Láctea
sudorosa
Consumada
dulce y bella

El batir vigoroso
De tu silueta
Sinfonía de pupila y espejo
En mi oído serán… once o cuarenta

Tu viaje acomete
Bravo y creciente
Hasta la cuna de fuego
Hacia la lluvia ardiente

Tu palabra gritaba mi cuerpo
Media risa asomaba
Iluminándome la boca
En un beso rebelde

Las carnes en duelo
de sangres y pañuelos
Desafiando vendimia
espacio y tiempo

Tu caricia caminó por mis hombros
Danzó en vuelo por mi espalda
Y el descanso se hizo imposible

Tránsito de piedras
Piel de greda…

5 comentarios:

Rafa dijo...

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hay números que tienen vida propia...


....y habitan todos los lugares y tiempos


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Besos

Gonzalo Villar Bordones dijo...

Habrá que beber un poco de vino en tus vasijas.

Darkyan dijo...

tus caricias cubrieron mis hombros, y mis besos tus vacios......

Anónimo dijo...

Qué buen texto nos has regalado Elena, es muy bueno. Hay que reconocer que es elevado por instantes y en esos instantes es hueso, es carne, es mujer, es polvo. Me deleito con tus letras.

Indianguman dijo...

qué bella oda apasionada
"y el descanso se hizo imposible"
suena a épica

besitos