Sueños
premonitorios
Clarividencia
incongruente
Humana
debilidad
Pudor avergonzado
Mancha profana
Persistencia
inmisericorde
Desenfreno
pagano
Deseos
mundanos
Sed
lujuriosa
Obsesión pecaminosa
Tentación
bulliciosa
Vicio libidinoso
Tortuosa inmoralidad
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No puedo
darte madrugadas
Y es que honestamente.no. No me lo
has pedido
Te regalo
sonrisas y gestos
Mi
artillería precaria cada vez más insignificante y autodestructiva
Y tú… ni desnudo
ni en pose estás aquisiemprepresente
A solas me
acompañas
Entre
multitudes me aíslas de algún modo
Entonces
eres… la vastedad de un paisaje generoso
La soledad
de un lugar inhóspito
La
inmensidad del mar, la misma que me quebranta
y aterra
Todo lo
profundo, aquello que no quisiera pensar,
todo aquello que no quisiera sentir, eres de quien quisiera huir aún
prendida de tu cuerpo, ya sabes, maldecida y esclava.
Quisiera
gritarte, pregonar tu nombre desde lejos,
y que por un instante mi voz te alcance, hacerte girar, lograr prestes oído a este cosquilleo travieso, que aceptes
distraerte, sacarte la pena, enderezarte la espalda, sacudirte el sombrero y la
solapa, arreglarte el cuello, anudarte la corbata.
Y tal vez la
procesión conste en negar la mitad de
este apocalíptico panorama, de futuro aciago, de destino aprisionado .
Adoro tu
risa, veneraría eternamente tu sonrisa, a pesar de no ser yo el accidente indecente
que la roce un último día.
Mantengo:
posees la tentación más genuina por la que moriría,
Placer sublime
entregarme al puñal que enfundas si bajas la guardia, si tan solo me miras.
Algún día
lograré someter el cauce de un río, cincelaré con pluvial virtuosismo el surco
en la piedra.
Y a lo
anterior, agregar que se ha vuelto oficio desnudarme en cada ronda de palabras.