Con la sensibilidad a flor de piel, con este sentir causa del viento y el
destino, con el misterio, el magnetismo de lo desconocido, con el hambre y la ilusión del explorador al nuevo mundo, casi con el ritual del miedo,
con las dudas sugerentes del no te olvido, saciándome cautelosamente la asentada curiosidad; respirándote desnudo, hablándote
con mil caricias, rindiéndome a tu mirada y a esos ojos de cielo.
Así me despojas del egoísmo,despeinas y sacudes mi corazón, ordenas la locura que encabeza mis ideas. Escoges salvarme del precipicio hipnotizándome, acercándome a tu borde, y cada mañana apostaría por besar y morir a tu orilla.
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