Hundes el
lado derecho en mi colchón.
Te rodeo en
un abrazo que duerme contigo ignorando la distancia, inocente y leal, profundo y sigiloso.
A menudo pienso en tus noches, en que quizá el sueño no
trajo consigo tu ‘por mucho’, merecido descanso.
Y tu nombre
amanece entre mis párpados, inundas mi piel, y creo que otra vez tu mezquina mañana te
ha bañado de un olvido elegido.
El sol nuevo me invade de buenos deseos; escapan a tu encuentro, aún sin tocarte seguiré
intentando arrullar tu cuerpo, palidecer tu miedo, acariciarte el pelo.
Las horas
pesan’’ en su correr digiero aliento. Tú
sin mover un dedo, como siempre, diriges todo el juego.
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Mientras
tanto en tierra… somos felices
Tienes ese poder
Escoger el
derecho o el izquierdo de la cama
‘magnánima
potestad la tuya, diminuto atributo, pobre
y carente, estúpido, imberbe.
La almohada
más abultada
La hora
exacta en la que bajar las pestañas
Y de quien
es el ingrato deber (a estas alturas esa disfrazada obligación)
de apagar la
luz
Doblegarse ante nuestro íntimo enemigo.
Vestidos
de enfado profundo y pijama
Buscamos el
calor
Que aleje
ese frío polar y narciso.
Entre costumbre y
quehacer ejercito mis virtudes
con el mástil de la escoba, practico obscenas
caricias
para sesiones amatorias desconocidas
Cocino;
maldigo en tu nombre
de propósito
elimino el arroz de la sopa
Dejo caer pelos
y moscas a tu cena sabrosa
Lavo loza
y quiebro taza tras copa
ese descuido
no es olvido,
sé bien que pasa, no es tu causa
la rutinaria
dependencia
desconsiderada y
fría
juega y nos engaña haciéndonos a la idea
de esta falsa compañía
1 comentario:
eres increible me has hecho sonreir con tus bellas locuras mil besos y gracias por siempre estar
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