sábado, octubre 28, 2006

ARDOR


Deseo tu deseo...


Entre mis/tus manos...
Caminaba
Reía...

¿Un fiordo?
¿Una espiga?
¿Una llave?


¿Un beso?

martes, octubre 24, 2006

INSTINTOS???


Siempre con tu frase que corre, pero a mí ningún miedo, 'TE LO DIJE... tú siempre tan weona amiga'- y yo apostando por un 'nunca tanto'-

Pudor, ¿aquí y ahora?, nada... es que aún creo lo mismo, y lo que sucedió no fue por apoyar mi teoría de esto pienso... y no fue deseo, sabes?, es algo confuso, fue un decir soy libre, y el placer es extenso, y corre, pero también se arranca, a mí no me intimida, y tus labios estaban tan suaves aquella noche, y créeme que al tocarte lo hice con la delicadeza eterna que para empezar de pronto uno requiere, y el beso fue dulce, y al recordarlo te ha pasado a ti últimamente?, como que me voy... sin perderme, y ahora diría, me lo dije: si pruebas besar algún día, y al tiempo improvisas una especie de testeo, te enfocas solo en los labios, en la lengua, en la intención de libar..., bah, lo 'trascendental' aquí viene siendo esa especie de energía, la que das, la que recibes, y el click eléctrico de sí, o el puaj vinagre de no, pero me lo dije, un beso, es un beso, y el tuyo fue dulce...suave… y tus pechos... no creí eso de atreverme, pero eran besos... y daba lo mismo, tu género el mío, y al final... esa propuesta a todas luces indecente, pudo ser mejor... y la tercera persona del cuento, un fraude, pase lo que pase yo te seguiré queriendo.

viernes, octubre 20, 2006

Realidad, ¿Pensaste en los detalles?

Imaginaste que luego, pasado ya, ocurrido sí... vendrían las dudas?


Y no. Mentir, no es tarea fácil, pero de ahí las ganas, la gracia, la convicción, la fe, el auto/convencimiento, la venta de la falsedad, la gesticulación, el apoyo de la mirada,'ventanas que engañan', ¿cómo podría creer algo terrible si tienes esa carita?, los ojos calmos, tragar saliva y pestañear casi al descuido, el silencio, y un movimiento suave de hombros y cuello para inquirir ¿Para qué mentir?, y en el fondo un alivio flotante y el olor a verbena y limón, mientras no sé qué lado de la conciencia el menos retorcido te llama grandísima hija de puta, desgraciada mentirosa.

Tocar temas de rutina, liviandades, días, otras vidas, para conducir y equivocar, para que nunca el rumbo de sus dudas te llegue.

Y llega la noche, y tus sábanas están limpias, y tu aliento es blanco, y sus besos son fastidio, son ningún sabor, y viene el sexo, el que tú llamas seco, ese chocar de las carnes, el dejarse amasar, el esperar los movimientos el contar cáscaras de pintura, el contraponer la ropa del día siguiente, combinar, distribuir el tiempo, se agota el instante, y el olvido se mezcla con una sonrisa de diablo, macabra para el que sin saberlo cree verla, macabra y veneno para quien deja escapar la lengua como si de calor se tratara.

Primero él te ofrecerá agua, o algo de beber, se tocará el abdomen, tú seguramente te cubrirás en la almohada con tu pelo, y dirás solo, estoy 'cansada'.

¿Eloisa, aún duermes?- te pregunta, insiste, te da un beso en la frente, y el dinero sobre la mesa para tu viaje inesperado… ¿válvula?


Jamás dudando, de que luego, pasado ya, ocurrido sí... vendrán a tocarte las dudas. Te asomaste a 'ese barrio', en la vereda hojas secas y un perro negro pareciera mirar 'algo más'... en tu escote…

jueves, octubre 19, 2006

Martes para no volver

Esencialmente romántico, suave, extravagante para nada.
Sábado por la tarde, un horario que cumplir, sábado al atardecer un horario que compartir, cuentas que rendir, tiempos que justificar. Atrás esa idea de responsabilidad impuesta, por lazos afectivos, familiares, laborales, que son más sencillos de llevar y/o controlar.

El tedio de meses sin descanso, las esperanzas de tardes libres o vacaciones absolutamente truncadas, ya empezó la nueva etapa, las vacaciones se tradujeron a un sobre muy mal transado, destinado a cubrir ciertas deudas que le avergüenzan.

Olvidó sus tarjetas, su carnet.
Ropa ligera, sin bananos a la moda, mochila universitaria o morral artesanal, solo un billete morado arrugado en sus jeans claros, su walkman, un par de cd’s, pasos blandos, sí blandos/impredecibles como si llevara las piernas dormidas, ya viene la micro N°2, alza el brazo estira el dedo índice, el derecho, justo el más amarillento de todos, sube, toma asiento el primero, el reservado para discapacitados/embarazadas, él se ha sentido discapacitado, pero más bien incapaz, han pasado las tres, se aproxima la parada, desciende/ pasos largos, extra-largos más bien, compró una mineral con gas, para eructar, pues le agrada, avanzó con la mirada fija en el punto a abordar.

El parque verde, parece buen sitio, el sol le incomodaría en otras circunstancias, pero hoy pareciera vagar en un lado nuevo, para favor suyo el columpio estaba vacío, demasiado alto para los pequeños que en ese minuto querían su instante de diversión... cerró los ojos, se acomodó posando… más bien centrando sus nalgas, su brazo derecho abrazaba la cadena de fierro, encendió su aparato, subió al máximo el volumen, se balanceó pausadamente. Tercera vez que escucha la misma canción, tercera vez la pista completa, sin yoquey ni pañuelo sobre la cabeza, la temperatura comienza a causar el efecto insolación, las sienes punzan, las cuencas de los ojos le sudan, sensación que es ya un mareo, dolor de estómago, arcadas ácidas, nauseas que amenazaban desborde de vómitos. El equilibrio descontrolado, una especie de vaivén que detiene dejando caer su cuerpo sobre el pasto húmedo, se siente mejor, pero sin fuerzas para ponerse de pié, los regaderos automáticos comienzan a funcionar y la polera queda pegada a su cuerpo. Alguien le habla, mira hacia arriba sin enderezar el tronco, le extienden un paquete de pañuelos desechables, mitad llena de pañuelos y la tercera parte era ocupada por dos cilindros pequeños, recibió el menudo atado
sin dar gracias solo un : ‘yo me arreglo con él’.

Se paró con agilidad increíble, entró al baño que a esa hora olía muy mal, descargó el cuerpo, estiró los brazos y su columna, sacudió las gotas de orina sin usar las manos, bajó la tapa del escusado para tomar asiento, encendedor en mano colilla de punta gris a roja, luego plomiza, humo escaso, instante de paz rebuscada, delicioso espacio de esta semana que desde un tiempo a esta parte se había transformado en habitual, necesario, inevitable.

Es domingo, llaman a la puerta de su hogar, su madre es quien le avisa, acude al llamado... no reconoce el rostro, ahora recuerda la voz, ‘vengo por la deuda’. Retrocede, cierra la puerta con prisa, no vuelve a abrirla hasta la siguiente mañana.

Lunes, temprano: ¡Buenos días Don Manuel!- dijo bajando un poco los lentes de sol.
En el escritorio está tu sobre.- La voz apática y seca.
Abrió el sobre con sumo cuidado, carta de despido en el título, bajo el vidrio un sobre más pequeño de papel reciclado, una suma inquietante, un mensaje apocalíptico al pié de la nota:
‘Las deudas se pagan’.
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Martes, para no volver.

martes, octubre 17, 2006

Mis palabras... tan silencio

Hoy me atrevo a hablar de ti, me quito las cuerdas, hoy me desnudo.

Doscientos mil pesos, y estarás mejor, unas horas, te recuperas, y el problema se esfuma, amor... ¡los conseguí!, - me mostrabas el rollo de billetes apretados con un elástico, acto tan ordinario como tu actitud -, el jueves te espera, a las tres, te puedes bañar antes si lo prefieres, así te relajas.
Avisa en casa de tu ausencia, tal vez demores más de lo que calcules o imagino. Estaba aterrada y me consolabas con cierta indolencia frente a mi real angustia.
Antes de que te contara mi estado de gravidez (grave problema para un tipo como tú), sentía aún que te amaba.
Llegué temprano al siniestro lugar, me senté a la entrada, en los peldaños de marmolita y esperé a que llegaras, se acercaba la hora convenida de la cita, no apareciste.
Había tomado ya la decisión, y tú ya habías pagado por el crimen-expiador.
Con las mismas ropas que tenía dentro de mi bolso, para pasar el fin de semana y convalecencia en casa de Alejandra (tu prima, mi supuesta amiga), me fui de la ciudad, sin una explicación a mis padres, sin la evidentemente 'sobrante' para ti.
El nueve de agosto mi humanidad no se pudrió, mi vientre no mecía a nadie entre dagas exterminadoras. La hipocresía me abandonó, yo te abandoné con más valentía, que tú aquel día en cual te enteraste del bastardo, no tuve hemorragias ni 'sobre-aborto', no ejecuté un pedazo de mi alma, me olvidé del nuevo parricida conocido en ti, en agosto mataste a tu huacho.
En marzo yo parí un hijo.
Soy madre,Vivo feliz.

viernes, octubre 13, 2006

No podría explicar, pues desde ya no lo entendería nadie…


Otra vez llegó esta lluviecita, dices no tiene que ver contigo, y cómo moja la condenada y tan delgadita y tan suave, y tan gotitas, y las ganas de abrir la boca, no te quepa duda... saco la lengua siento el rocío y las cosquillas. Entonces yo no creo… te dije lo de la piedrecilla y la honda, y tú ofreces un truco pirotécnico, que a mí no me resulta tan aromático, y sin embargo llegan y llegan nubes, yo no sé si las soplas, las envías, las olvidas o las encomiendas.

Miro, y no evito, cómo hacerle el quite; estando los troncos reunidos, el caudal que corre en verde (y te dije eso me recuerda a tu pecho), el tránsito de piedras, un par de puentes, los faroles muy de noche, y pasos que cuentan regresos.

Pero hoy... digo: no espío más por la ventana, aunque en mis ojos tú sonríes, no bordaré relámpagos, no tejeré más brisas, al hacerlo... bordeo en la conciencia de esta especie de consecuencia/fruto/ventura (para este siglo), a pesar de no ser tan destino, ni tan casualidad.

miércoles, octubre 11, 2006

Nubes y piedras...

Así algunos días… en los que se entiende lo que antes solo se sentía, o se abriga lo
que vive aún de aquello que existía.
Se me pegan hojas de tamaños y colores, que no creí posibles en esta mi vida, y decir las hojas como experiencia, con música o movimientos silenciosos con ecos de todavía.

Y me hallé descifrando e intentando tu vieja práctica de trocar, aún cuando bajo ciertos acuerdos no me hiciera siempre sentido, por ejemplo: para recibir lo que te doy tenía que esperar siempre algo de tu cariño.
Sin más me entero que a ti te importa eso de sentirte ‘bien querido’ y yo hubiera jurado con pies juntos que te importaba sentirte importante, y no al final me dices solo me importa sentirme bien sentido. Creo que es tan válido como los rápidos, las cascadas, de fuerza aguas abajo lo mismo de que yo contigo soy p’a afuera, y que a veces, o que siempre…

Puedo recordarte

Con la piel en voz alta, hasta cambiar/

De mirada
De letra ‘como ahora’
Incluso sonar triste.

Y siento
Que me ardes
Tanto así
Como me forestas

A pesar de que suene a verso, a invención, no es más que memoria de esta nueva…
Lo sabes…

No es solo sed de fuego…

Es más que un PAISAJE/ABIERTO
Es más que un PASAJE escogido vía vuelo //en eterno regreso//

Yo me visto de anís
Dulce
Suave

¿Salud?.

sábado, octubre 07, 2006

Canción de Piel


Ya de noche, era de noche, cuando dolía, me dolía así el vientre no de frío.

Un papel couché, un articulo más de tu interés que del mío, pero la curiosidad va conmigo, un señor genio/indescifrable... Salman... (a él culpé por lo de Londres)

Dormir la noche entera con respiros de peligro hasta el amanecer, y de golpe tu cuello otra vez, las sábanas de color imponente, mientras tú eres vertical y desnudo, la ida, sin adiós, ni despedida, porque no es huida... no es huída.

Las torres, los relojes, cafeterías, largos fondos, hojas o llamas, cemento recién llovido, confiterías deslumbrantes, en cierta forma moviéndome atenta, sabía que vendrías tras de mí... decidí entonces hacerlo más sencillo, distinto, quizá emotivo... al salir en busca de aquel encuentro… me distraje, te perdí.

Más de alguna vez toqué/golpeé madera, pero el pecho nunca... es que pensé a solas en la palabra 'aprender', y es como si de pronto quisiera entrarme...

Sé lo que guardo, y lo que ya no se borrará... lo que no sirve, y lo que no vendrá...

Llevarse la mano a la cara, frotarse los párpados o bajar la manga... nunca fueron simple rito... por sentirme estremecida al rozar de tu aroma en mis palmas tibias...

Cuando no estabas'' Conmigo flotabas…

Uno de estos días… vagaré persuadiendo fantasmas…

''La libertad es algo que se toma, nunca te la dan'', y los conceptos se me abren en colores...

En mi vieja radio impredecible, suena ‘El breve espacio en que no estás…’

miércoles, octubre 04, 2006


Pensaba en una hora, un momento del día, que tuviera esa sencillez cotidiana de comodidad, evocando buenos o mejores tiempos, y me robé un sábado después de las tres, ropa clara, cómoda y actitud de acogerte para hacernos compañía.

¿Te invito bosanova por la tarde, con el ritmo suave de mi cuerpo?

Tendidos en el piso, ‘fresquitos’ volando entre historias, en juegos de traspasarnos pensamientos nos miramos en un revés de pescaditos, tus ojos, las suaves caricias, tus brazos rodeándome la cintura mientras le pintas besos/manchitas a mi vientre.

Y así me crecen alas...